¿Turista o viajero?

Turismo post-pandémico a debate
MARTES 23 DE MAYO 17 HORAS HOTEL ARTIEM-VILLAVICIOSA

CARTA DE ANGEL GARCIA-HOTELERO DE QUINTUELES

Turismo post-pandémico Cada vez es más frecuente encontrar en nuestras ciudades V. V. (Viviendas Vacacionales) al tiempo que también proliferan los espacios de gestión de estas viviendas vacacionales. Cabe destacar el interés de ciertos constructores, agencias y particulares por ofertar la venta de estos pisos turísticos. ¿Es este el primer paso para la gentrificación? ¿O tal vez la práctica que logre doblegar el interés de las segundas viviendas? De cualquier modo está presente tal vez en su portal o en el del vecino. Si pensamos en un modelo de turismo, debemos también pensar en un modelo de ciudad o de medio rural. Pensamos en unos espacios donde conviven visitantes, turistas, viajeros y vecinos en un equilibrio sostenible y de respeto, capaz de producir beneficios y bienestar a quien genera oferta y demanda. No es posible entender un modelo de ciudad sostenible, cuando la oferta de V.U.T. (viviendas de uso turístico) aumentan en solicitudes de 460 a 757 en solo un mes (en Gijón). Las administraciones locales y regionales con una normativa ambigua e imprecisa que regula esta oferta, se ven respaldadas por plataformas como Booking, Expedia, TripAdvisor, Airbnb… que con un objetivo especulativo promocionan -bajo elevadas comisiones-cualquier oferta que dista mucho de la profesionalidad. En el medio rural, el aumento de la oferta de V. V. es de un 7% los últimos meses, creando más de 27.000 plazas en Asturias. La transformación del turismo en los últimos 30 años como elemento empresarial y de dinamización económico-social ha desbordado toda previsión en un ejercicio donde “turismo”, “ciudad”, “pueblo” y “viajero” podrían encontrar un equilibrio y entenderse en un marco de sostenibilidad e integración. En el año 1991 se crean en Asturias las primeras Casas Rurales, que se convertirían en un turismo de referencia e identidad propia, contribuyendo positivamente a la sociedad rural, a su patrimonio y su economía. Turismo rural y turismo de ciudad convivieron bajo el paraguas de la estacionalidad con un marco diferenciado y compatible. Hoy el turismo “post-pandémico”, dibuja en muchos casos una realidad del “todo vale” en la que cabe destacar la oferta de pisos particulares y segundas viviendas como alojamientos en bloques de vecinos, donde no siempre se encuentra consenso. El “todo vale” en el turismo me acerca a un panorama donde me resulta difícil entender la compatibilidad e integración de los viajeros con el medio de acogida, ya sea rural o urbano, y donde se les permite interactuar con la ciudad o el pueblo. ¿Turista o viajero? Tal vez esta diferenciación de terminología es, a mi modo de ver, la que define una actitud y una demanda. Turista de cruceros, de despedidas, de tercera edad… es el turista que bajo una oferta creada y diseñada a su perfil, consume el producto en un marco de individualidad, pareja o grupo. Viajeros son aquellos que interactúan con el medio buscando experiencias con un diseño propio de propuestas e intereses, con una previsión de rumbo abierta a la aventura, al descubrimiento y al conocimiento. El momento actual exige un replanteamiento de lo que queremos que sean nuestras ciudades y nuestros pueblos, una voz que haga llegar a las administraciones las exigencias de un sector empresarial, profesional y vecinal sobre un modelo de turismo, urbano y rural. El ejemplo de muchas ciudades debe de hacernos ver que la gentrificación es un modelo de ciudad que solo beneficia la especulación, a los intermediarios y constructores, en perjuicio de quienes habitan o demandan una vivienda y un modelo de vida y de ciudad que establezcan unos parámetros de convivencia dignos.